Martín Díaz / La Nube
Ciudad Victoria, Tamaulipas.— La contienda por la gubernatura de Tamaulipas se acelera, y la senadora Olga Sosa desde hace tiempo se encuentra en un activo periodo de promoción, a pesar de los cuestionamientos que la acompañan. El pasado sábado 5 de julio, el Hotel Hampton Inn de la capital fue el punto de encuentro para una reunión estratégica, convocada por el veterano priista José Hernández Cuesta, ahora colaborador en la administración morenista de Lalo Gattás.
Bajo la comodidad del aire acondicionado, se reunieron los operadores de los diferentes municipios encargados de conformar los 100 comités que realizan trabajo político para la senadora, con café y bocadillos, el propósito central era claro: asegurar el respaldo a la senadora Olga Sosa en las encuestas internas de Morena para la selección de candidatos. Los «operadores» presentes, provenientes de diversos municipios, recibieron la tarea de realzar trabajo político en zonas de alto peso electoral, buscando consolidar la figura de la senadora como la opción preferente de Morena.
Entre los puntos abordados, se enfatizó la necesidad de incrementar la presencia de la senadora en redes sociales, replicando sus publicaciones generadas tanto desde el Senado como en sus recorridos por el estado. Los comités están en marcha y la movilización de simpatizantes ya es palpable.
La ambición de Olga Sosa por la gubernatura es evidente en esta temprana etapa de la contienda. Sin embargo, su camino político no está exento de controversias. La sombra del millón de dólares aún no aclarado y las acusaciones por sus nexos con el difunto Sergio Carmona, señalado de estar involucrado en el huachicol, convierten su posible candidatura en una apuesta de alto riesgo para el partido. Esto es particularmente delicado para una fuerza política que presume ser diferente y que constantemente refuerza su discurso de combate a la corrupción. Su figura ha sido objeto de diversos señalamientos y, para algunos observadores, su contexto actual genera inquietud debido al escrutinio cada vez más intenso sobre el origen de ciertos apoyos y la situación legal que rodea a figuras cercanas. Esta operación no solo busca alcanzar un cargo, sino también navegar un complejo panorama de percepciones públicas y atención de las autoridades, poniendo a prueba la coherencia del partido.