Martín Díaz / La Nube
El comodato del Parque de Beisbol Adolfo López Mateos, aprobado de manera cuestionable el 31 de enero del presente 2024, durante la centésima sesión de Cabildo en Reynosa, sigue dando de qué hablar. Y no es para menos: el alcalde Carlos Peña Ortiz decidió entregar este espacio a su amigo, Jorge Alberto García Velazco, dueño del Consorcio IN-BURGOS, tras invertir la nada despreciable suma de 25 millones de pesos en su rehabilitación en junio de 2023. Dinero del erario, sí, el de todos, para luego pasarlo, a manos privadas.
El pasado 7 de noviembre, Peña Ortiz aparece sonriente en un boletín del municipio supervisando las obras del parque ya concesionado. ¿Qué hace el alcalde revisando mejoras en un inmueble que ya no le corresponde al municipio? Peña parece un empresario verificando que su inversión —o la de sus socios, dirán los malpensados— no tenga contratiempos.
Que nadie se sorprenda: la empresa IN-BURGOS no solo se quedó con el comodato del parque, sino que es también el principal proveedor de combustible para los vehículos oficiales del municipio, embolsándose jugosos contratos que dejan millones de pesos mensuales. Durante la gestión de Carlos Peña, la compañía ha sido considerada como las más beneficiadas de la presente y la pasada administración municipal.
Mientras tanto, el boletín oficial y las redes del municipio nos pintan al alcalde como si estuviera trabajando incansablemente por Reynosa. Pero cuando esas publicaciones muestran a Carlos Peña Ortiz en obras que ya no pertenecen al municipio, cabe la pregunta. ¿Está ahí como alcalde o como socio interesado? Si es lo primero, ya cedió el parque; y si es lo segundo, ni su foto ni el boletín deberían aparecer en las redes oficiales de la ciudad.
El alcalde debería estar concentrado en cumplir con su deber: supervisar las obras que realmente le competen y garantizar que cada peso del erario se destine a lo que los ciudadanos de Reynosa necesitan con urgencia. En lugar de eso, Carlos Peña Ortiz se dedica a posar con sus amigos beneficiados, usando las plataformas oficiales del municipio para promocionar lo que parece más un negocio privado personal que un logro de gobierno. La línea entre lo público y lo personal se ha desdibujado de forma tan descarada que no queda claro si actúa como representante de la ciudad o como socio cuidando sus intereses.