Martín Díaz / La Nube
En tiempos donde la austeridad parece ser el discurso predominante, la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) demuestra que una gestión eficiente puede transformar limitaciones en oportunidades. Bajo la dirección del rector Dámaso Anaya Alvarado, el inicio del ciclo escolar 2025 en el Centro Universitario Sur de Tampico se convirtió en un recordatorio de que, aunque los recursos nunca son suficientes en el terreno educativo, su correcto manejo puede generar beneficios tangibles para la comunidad estudiantil.
Con un acto cívico que apeló a la unidad y los valores institucionales, el rector no solo marcó el comienzo de un nuevo periodo académico, sino también refrendó el compromiso de la UAT con una educación humanista, inclusiva e innovadora. En este contexto, la entrega simbólica de 907 equipos de cómputo portátiles a estudiantes no es solo un gesto simbólico, sino un testimonio de cómo la visión estratégica puede impactar directamente en el desarrollo académico de los jóvenes tamaulipecos.
“Sigamos construyendo una Universidad que sea referente de excelencia, humanismo e innovación. Juntos podemos transformar vidas y contribuir al desarrollo social y económico de nuestro estado”, proclamó Anaya Alvarado con una convicción que no se quedó en palabras.
Los datos no mienten: 907 estudiantes del Centro Universitario Sur recibieron herramientas indispensables para su formación académica. Estas computadoras no solo representan un apoyo tecnológico; son también una declaración de principios sobre cómo el acceso a la educación debe ser una prioridad. En un país donde las brechas digitales aún son profundas, este programa se alza como un ejemplo de cómo disminuirlas con acciones concretas.
La comunidad universitaria también fue protagonista de este evento. Desde el claustro docente, Juan Enrique Bermea Barrios, catedrático de la Facultad de Ingeniería Tampico, destacó el compromiso colectivo por consolidar el proyecto académico que impulsa el rector. Por otro lado, la estudiante María del Rosario Franco Segura, de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, expresó su agradecimiento por el esfuerzo institucional y remarcó cómo estas iniciativas fortalecen su formación integral.
La educación en México siempre ha sido terreno fértil para las críticas sobre falta de recursos y abandono gubernamental. Sin embargo, la gestión de Dámaso Anaya Alvarado en la UAT nos recuerda que la clave no está solo en cuánto se tiene, sino en cómo se utiliza. Esfuerzos como este no solo impactan en el presente, sino que construyen un futuro donde la educación sea la herramienta principal para el desarrollo y la movilidad social. Después de muchos años, hoy en los diferentes campus de la Universidad se empieza a ver la construcción de infraestructura educativa, un signo claro de que la institución está invirtiendo en el fortalecimiento de sus capacidades para beneficio de su comunidad.
Es evidente que el camino por recorrer es largo y las necesidades siguen siendo muchas. Pero también es cierto que cuando los recursos —por limitados que sean— se aplican con visión y transparencia, los resultados se traducen en un impacto real. En la UAT, este inicio de ciclo escolar es prueba viviente de ello.