Martín Díaz / La Nube
La dirigencia estatal del Partido Acción Nacional (PAN) en Tamaulipas se vistió de gala para una ceremonia de “reconocimientos” que dejó a muchos con la boca abierta. ¿El motivo? Los elogios se entregaron a un grupo selecto de alcaldes, diputados y un senador del PAN que, más que destacarse por su compromiso, habían protagonizado uno de los capítulos más bochornosos de la historia reciente del partido en el estado: la aplastante derrota a manos de Morena en las pasadas elecciones.
Estos “distinguidos” panistas, homenajeados por su supuesto amor y dedicación a sus municipios, resultaron ser los mismos que, desde sus puestos clave, fracasaron en sacar adelante el proyecto político del partido azul en Tamaulipas. Su soberbia y falta de oficio político (en la mayoría de los casos), fueron los ingredientes perfectos para dividir un partido que, no hace mucho, gobernaba en la región.
Pero lo que realmente resalta de esta ceremonia es la reaparición política de Luis “Cachorro” Cantú, el dirigente estatal del PAN, quien después de llevar al partido al abismo, regresa para entregar “reconocimientos” a sus leales compañeros de debacle. Resulta curioso, por decir lo menos, ver cómo quienes llevaron al partido a la derrota son ahora premiados en lugar de ser llamados a la reflexión y al cambio.
Lejos de buscar un acercamiento con los panistas desencantados y ofendidos por el maltrato recibido durante los tiempos de bonanza del partido, la dirigencia estatal parece empeñada en seguir cerrando filas con los mismos actores que ya demostraron su ineficacia. La política de la exclusión sigue viva, y eso quedó claro con la ausencia de figuras clave del sur de Tamaulipas, como el aún alcalde y próximo diputado federal, así como el único candidato que ganó una diputación local del partido quienes, a pesar de haber ganado sus respectivas contiendas, no recibieron ni siquiera una llamada de felicitación por parte del partido.
La pregunta que queda en el aire es: ¿podrá el PAN en Tamaulipas superar esta etapa de autocomplacencia y buscar la unidad necesaria para volver a ser una fuerza política relevante en el estado? Solo el tiempo lo dirá, pero mientras tanto, parece que el barco azul sigue navegando sin rumbo claro, bajo la dirección de un capitán que prefiere premiar a los suyos antes que reconocer los errores del pasado.