Martín Díaz / La Nube
La política interna en el partido que hoy gobierna en Tamaulipas ha entrado en una fase de turbulencia. Y no por un hecho fortuito, sino por un abierto acto de intromisión. La alarma no viene de la oposición, sino del corazón mismo de la Cuarta Transformación que hoy gobierna. La información revelada por la pluma de Juan Antonio Montoya Báez en su columna “El Patinadero” y confirmada por documentos que circulan en redes sociales, muestra un hecho que debería ser de máxima preocupación para los principales actores de Morena: un foráneo, sin arraigo en la entidad, está dando órdenes para favorecer a la senadora Olga Sosa Ruiz en una operación de sucesión anticipada.
Este activismo no es un rumor. Es un hecho. Una instrucción documentada. En un mensaje de WhatsApp, supuestamente enviado por José Fernando Centeno Sierra, se conminó a los diputados locales a felicitar públicamente a la senadora por su nombramiento como Presidenta de la Comisión de Agricultura, en el Senado. Ocho legisladores de Morena obedecieron la orden, demostrando el poder de influencia que este personaje, sin un cargo de elección popular, ejerce sobre el Congreso del Estado. Esta acción es la primera y más clara señal de que una “línea” podría estar ya en marcha, lo que dinamitaría la unidad del proyecto que tanto ha costado a los tamaulipecos.
El funcionario que al parecer se ha convertido en el principal promotor de la senadora “Sosa” no solo está cometiendo una falta de lealtad personal hacia quien le dio la oportunidad. También está socavando la estabilidad política del estado. Su prisa por adelantar el proceso de sucesión, a menos de tres años de iniciado el mandato de Villarreal Anaya, levanta serias dudas: ¿a qué intereses responde esta agenda? ¿Por qué se utiliza a un intermediario externo para presionar a los actores locales? Si esta operación no es una orden directa, entonces estamos ante un caso de oportunismo extremo, de un “arribista gandalla” que busca aprovecharse de las circunstancias para obtener poder. Sin importar el riesgo que esto conlleva para el proyecto de Morena en Tamaulipas.
Las acciones de Centeno son una amenaza directa a la unidad y la disciplina política. Su comportamiento, al querer asumir funciones que no le corresponden, es una advertencia para todos los que creen en el proyecto de la Cuarta Transformación. La falta de control sobre este tipo de personajes podría generar una fractura interna que le dé una ventaja a los opositores en la próxima elección. La respuesta a esta situación sin duda marcará el futuro político de Morena en el estado.