Por Martín Díaz / La Nube
El regidor de Río Bravo, Roberto Reyna de León, no se anduvo con rodeos. En el foro Transformando el Régimen del Agua en México organizado por la CONAGUA en Ciudad Victoria, expuso sin tapujos una verdad incómoda: los ríos y canales de Tamaulipas están contaminados y las autoridades han hecho poco o nada para remediarlo.
“El agua que bebemos, con la que nos bañamos y regamos los cultivos que llegan a nuestra mesa, está contaminada”, denunció Reyna de León, recordando los desastres ecológicos en el Canal Anzaldúa en 2015 y 2022, cuando miles de peces aparecieron muertos por la contaminación industrial. Y mientras las empresas siguen vertiendo desechos tóxicos con total impunidad, la salud de los tamaulipecos se deteriora. Río Bravo, señaló, tiene el mayor índice de cáncer en el estado, además de una alarmante cantidad de casos de insuficiencia renal. ¿Casualidad? No lo parece.
Durante su intervención, el regidor instó a las autoridades a tomar medidas concretas para frenar la contaminación y evitar que el agua que consumen los tamaulipecos sea un cóctel de venenos industriales. Propuso revivir el Plan Doctor D-025, desarrollado por la Universidad de Chapingo en 2006, que plantea el entubamiento de los canales de riego para evitar la evaporación y la contaminación del agua. “Es un proyecto caro, sí, pero si hubo dinero para un Tren Maya impuesto por decreto presidencial, ¿por qué no habría recursos para garantizar agua limpia a los tamaulipecos?”, cuestionó.
Reyna de León dejó claro que, si de verdad se quiere transformar el régimen del agua en México, se debe empezar por castigar a quienes envenenan las fuentes de abastecimiento y garantizar que el agua que consumimos sea segura. Su intervención resonó fuerte en el foro, pero la gran incógnita sigue siendo la misma: ¿habrá alguien en Palacio Nacional dispuesto a escuchar, o las autoridades responsables seguirán permitiendo que la muerte fluya libremente por nuestros canales.